Éxtasis de Santa Teresa, de Gian Lorenzo Bernini | El poeta ocasional

Éxtasis de Santa Teresa, de Gian Lorenzo Bernini



Observen los pliegues del hábito de Santa Teresa. Las convulsiones del alma. Si pudiéramos representar en palabras el escándalo de las emociones...pero las palabras son tenazmente informes como la piedra.

Éxtasis de Santa Teresa

,,,,El encargo de esta maravilla se debe al cardenal Francesco Cornaro, quién tuvo la intención de utilizar ese espacio como capilla funeraria para él y su familia. Este aparece representado junto a su padre, el dux veneciano Giovanni Cornaro, y otros seis cardenales que vivieron durante el siglo XVI, también miembros de la familia. Todos ellos situados en los relieves escultóricos a modo de balcones, que Bernini coloca en las paredes laterales de la capilla. A su vez la escena se encuentra en un entorno especial, llevado a cabo de tal modo que cuando se observa, el espectador tiene la sensación de estar presenciando un verdadero acto de teatro. Ello es posible por el juego de posibilidades utilizadas aquí por Bernini. El artista, por medio de una serie de diferentes soluciones ficticias, logró alcanzar con esta obra la cumbre de su carrera, pues el ingenio empleado en este espacio hasta el momento había sido inigualable. A través de esta fingida realidad consigue crear una sensación de veracidad en aquello que ha representado. Sintiéndose el que observa participe del verdadero momento místico en el que se halla inmersa la Santa, mientras el resto de la familia mendicante mira la escena devotamente.

La capilla es de planta oval, enmarcada por unas oscuras pilastras que dirigen nuestra mirada directamente a la parte superior, donde hallamos los citados balcones, de los que penden telas de colores. (...) Mientras los rayos de luz situados de fondo, son verdaderos rayos dorados de bronce que reflejan la escasa luz que del vano superior logra entrar en la sala. El milagro está sucediendo, mientras la Santa se encuentra en pleno arrebato místico, un ángel asexuado desciende sobre ella, le sostiene el hábito, mientras en la otra mano sujeta la flecha que contiene el amor divino con la que segundos antes ha traspasado el corazón de la Santa. Para dicha representación Bernini tomó como fuente el mismo texto escrito por la Santa poco tiempo antes, donde narra el momento exacto en el que el Señor le mandó un bello ángel, el cual portaba una flecha de fuego, con la que le traspasó el corazón, inundándola de devoción y amor a Dios. Este texto está escrito cargado de misticismo y pasión, lo cual intenta trasladar Bernini en su obra escultórica. Por ello el autor intenta cargar los rostros de expresión y sentimiento.

Santa Teresa de Jesús fue una mística y ferviente escritora canonizada por Paulo V en 1622, a menos de medio siglo de la realización de este conjunto. Con estas canonizaciones, la iglesia favorecía la propaganda de su doctrina. Hasta este momento, la iconografía de la santa era de origen español y solía aparecer mucho más estática. Aquí es representada en pleno momento de éxtasis, mientras un elegante y clásico ángel, de hermoso rostro le clava la flecha del amor divino. Bernini consigue plasmar el dolor y el placer a través de sus líneas de expresión, manifestando con ello su amplio conocimiento del arte, y llegando a alcanzar la fuerza psicológica de los rostros de Rembrandt. Es ahora cuando Bernini va a lograra aquí sus primeros retratos barrocos, inaugurando así, una serie de ellos excepcional, mientras implantaba una tradición sumamente utilizada durante el barroco. La voluptuosidad de los ropajes de la santa y su total entrega a lo que le acaba de suceder se contrasta con la belleza serena del ángel, que la observa con una sonrisa, mientras alza el brazo de la flecha cuya línea continúa en su brazo izquierdo para cerrar el movimiento en el brazo caído de la santa. Es en realidad un conjunto visual que apela a los sentidos. A través de su espíritu místico, Bernini intenta llegar al espectador para transmitirle esta serie de sentimientos a través de su obra. El placer estético de observar la obra, se mezcla con el posible goce táctil que produce la visión del conjunto.

(...)Con esta obra logró alcanzar el artista la cumbre de su carrera, tanto social como personalmente. Si su trayectoria escultórica había sido ascendente y repleta de éxitos, es ahora cuando despegará su arte para lograr verdaderas obras maestras, como la que ahora estamos analizando. Sin embargo, esta obra no ha sido siempre receptora de buenas críticas, siendo también motivo para que algunos críticos echaran por tierra la obra del artista. Esto se debe a esa carga expresiva que denotan sus modelos, ese fuerte misticismo y ese momento de éxtasis reflejado en el rostro de la santa, es interpretado por otros muchos como un ejemplo claro de amor mundano. Concretamente en 1739, Charles Oz Brosse, en sus “Cartas Familiares”, plantea esto mismo, exponiendo su escepticismo al pensar que aquello que aquí se observa sea un momento místico, sino más bien la representación de un orgasmo vivido por la santa tras poseer el amor divino, alejándose así de los ideales clásicos que abanderan la obra de Bernini. Pero estas críticas no hacen más que ensalzar la importancia de la obra, y de resaltar que toda aquella obra maestra genera críticas y halagos, que es aquello que la hace imprescindible a la hora de concebir el arte.

Estamos, sin duda, ante una de los ejemplos de la historia del arte, en el que la presencia del genio y la divinidad se han aunado, para concebir tan bella imagen.

De. Mundo arte

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