Charles Cros | El poeta ocasional

Charles Cros


Yo sé hacer los versos perpetuos /Los hombres se maravillan ante mi voz que dice la verdad / la suprema razón que heredé y me fue confiada / no puede comprarla ni todo el oro del mundo./ Todo lo
he tocado: el fuego, las mujeres, las manzanas / Todo lo he sentido: el invierno, la primavera, el verano / He descubierto todo, ningún muro ha podido detenerme / Pero, Fortuna, dice: ¿Cuál es tu nombre?. El autor de estas líneas fue Charles Cros (1842-1888), francés. Además de poeta y humorista, fue un osado
inventor; diseñó un medio de comunicación interplanetaria que consistía en un poderoso reflector focalizado hacia un espejo parabólico cuyo eje debía apuntar al 
astro destinatario reproduciendo
con moldes una imagen luminosa. En 1872 escribe “Un drama interestelar”, en el que los terrestres se comunican con los venusianos intercambiando imágenes de la flora. En el drama, el hijo del astrónomo y una venusiana se enamoran. Luego ellos se sienten tentados de vencer las oscuras distancias siderales mediante el más detallado y completo intercambio luminoso de sus propias imágenes. El idilio dura tres años, pero los dos enamorados acaban suicidándose al no concretar su amor, lo que lleva a la creación de una Convención planetaria que reglamente la comunicación interestelar. Entonces Cros presenta a la Academia de las Ciencias de París su Proyecto de comunicación interplanetaria. Quizás fuese este su
invención más utópica. Un año antes que Edison en Estados Unidos, envía a la Academia un proyecto de fonógrafo, similar al del estadounidense quien quedó como el inventor del mismo; debido a un incidente burocrático : la Academia de las Ciencias revisó el proyecto de Cross tardíamente. Realizó también importantes hallazgos relativos al azimut, la fotocromía, la reproducción sonora, y otros algo más locos como la galactoterapia y la transfusión del alma. Creía que todo era posible y que inevitablemente habría de sobrevenir un mundo nuevo. También se lo consigna como el inventor del monólogo y en el Chat Noir se gana la vida haciendo reir al público. Frecuenta los grupos heteróclitos: el salón de Nina Villard, quien sería por un tiempo su esposa, los Hidrópatas ( los hidrópatas cantan a coro la canción de lo licores), los Zuticos, conoce a Rimbaud y a Verlaine, este último no lo incluye en esa afamada antología de los poetas malditos. Como poeta es díficil de clasificar, por que no encajaba en ninguna de las actitudes de su época. Escribió El cofre de sándalo y El collar de garras. En el prefacio de este último, Herbert Juin, llama su atención a todos aquellos que sueñan con imponer una idea serena al desorden de la historia de las letras. De Guy-Charles Cros, su hijo: La gloria de un genio muerto no depende como se supone del capricho de los vivos. Tarde o temprano, los nombres
que merecen sobrevivir emergen del olvido para anclar en la memoria de los hombres.


                                   El arenque ahumado
 

Había un gran muro blanco, desnudo, desnudo, desnudo
Contra el muro una escalera, alta, alta, alta
Y en el piso un arenque ahumado, seco, seco, seco

Entonces él llega y sube a la escalera, alta, alta, alta
Y clava un clavo puntiagudo, toc, toc, toc
A lo alto del gran muro blanco, desnudo, desnudo, desnudo

El deja caer el martillo, que cae, que cae, que cae
Ata al clavo una cuerda, larga, larga, larga
Y a su punta el arenque ahumado, seco, seco, seco

El desciende la escalera, alta, alta, alta
Se la lleva con su martillo, pesado, pesado, pesado
Y luego parte, lejos, lejos, lejos

Y después el arenque ahumado, seco, seco, seco
Colgando del piolín, largo, largo, largo
Muy lentamente se balancea, lento, lento, lento

He escrito esta historia, simple, simple, simple
Para enfurecer a las personas, serias, serias, serias
Y divertir a los niños, pequeños, pequeños, pequeños


Charles Cros (1848, Fabrezan / 1888, París, Francia)
Nota y traducción: Alberto Gagetti
Imagen: elaguijonmusical.over-blog.es

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