Como una figurita de Giacometti | El poeta ocasional

Como una figurita de Giacometti













Lublin







el tren de la coleta que guió los malos pensamientos

el vuelo de Coli cayendo en la boca del mar

la pampa de las Colibias donde bailastes vestida de cocinera

cuatro planos que siguieron la orden del cintrel

y endemoniaron un arco, que yo me encargué de poner sobre el cubo aproximado de La Defense

Era el momento y la hora en que el sol

dora

o adora

más que la tarde

tus trapitos despojados

tu mirada – regard – mirada de francesa endemoniada rumbo a Lublin.



(2005)



En: Semana de las letras y la lectura



Alberto Giacometti, escultor (Borgonovo, 1904 / Coira, 1966, Suiza)



Las famosas figuras de Giacometti me impresionan porque están desprovistas de todo lo que las puede hacer humanas: ausencia de carne, rigidez extrema, falta de movimiento o impostura del mismo, expresiones borradas, es decir, un fantasma del cuerpo, una huella débil del hombre, espíritus o almas apenas recubiertos con una película de bronce o de barro. Y, sin embargo, se sabe, se siente que son figuras humanas (recuerdan demasiado quizá a los modelos de fotografías de las hambrunas, ya sean del primer mundo, ya sean del tercero): puede que sean nada, pero son, existen.



Raúl Quirós en Yo iba para algo en la vida

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