Veintitantos años
de nuevo me he encontrado con la noche
su recinto es el mismo no ha cambiado
el estanque húmedo
las balaustradas
la soledad es la misma la arbitraria
aunque apriete los tacos
simule indiferencia y silbe
las manos en los bolsillos laureados
no puedo ignorar la noche
hirviendo sus caracoles negros infinitos
contra mi corazón que es un desastre
cada noche que pasa entre sus focos
cada sueño que tiro por la cama
cada bala que deja tu revólver
cada petunia que ofrezco a la mujer
cada vez que llamo el ascensor
y le pregunto por el piso mío
sólo la muerte se me acerca un poco
Manrique Fernández Moreno (1928 / 2006, Buenos Aires, Argentina)
De: "Pateando un empredado", Rodolfo Alonso Editor, 1970
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Imagen: Daniel Grad
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