Salida de sol
Sin rastros de ebriedad cabalgué hacia la aurora,
recién calzado, recién absuelto -pero no recién nacido-
en la grandilocuente, la cordial pradera.
Desatado como el cielo corría mi corcel
y en armonía con el cielo brotaba mi canción.
Ah, los años a mi espalda parecián perdidos, perdida la proeza, cuando olvidados los estribos yo cabalgaba.
-Pero qué cactus son estos en mis manos,
perros salvajes y espectros, ¿lo envuelven todo?
y regresé a esa tierra crepuscular,
galopando, galopando, galopando
Amarrado a este fatuo, a este inexorable caballode ojos sin párpados y de nombre, remordimiento.
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