muchacha de la calle
ella no es una mujer
no es siquiera un simulacro
ni una acechada por mi boca
ni mucho menos mi clamor
me voy del muere al muere
no por la noche de esperarla
sino por el recorrido misterioso
donde pululan sus caricias
ella nació en mi sangre
o en mi memoria escrita quizá para virgen
para el obrero que amenacé trashumar
ella me redujo a un nombre
o la pródiga costumbre de lavarse entre otras mujeres
destornilladas a la vista del hombre
hay noches hay días enteros y lunas
en las que me desenvuelvo religiosamente a sus pies
ella no viene cuando mis olas regresan
y tampoco se va cuando no estoy
ella no viene ni está
acaso tampoco lo esté para encontrarnos
necesariamente el fuego me atora
y no me es necesaria ni deseo conocerla
ni amarla no me es tampoco innecesaria
desgraciadamente me está permitida
ella no es nada
y mucho más que yo en su infinito
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