Juan Ramírez Ruiz


Kilómetro 765 de la carretera Panamericana Norte



                             A Nancy Moreno


A mitad de febrero, el sol es raudo en el kilómetro 765
de 1a Panamericana Norte brilla fuerte el sol y fatiga a los animales
Cuando amanece uno sale y camina con sumo cuidado entre 1as piedras
y los viejos pensamientos que regresan con la noche
o con el vino. Dentro y fuera de uno se desencaja lo compacto, y dentro
y fuera de uno hábilmente la lógica revienta lo que precede
y lo que toca. Pero ni tú ni yo aquí somos los concebidos 
para saborear el desamparo de estas cuatro paredes blancas:
a mí y a ti nos toca ese color, ese lugar
que abre la bondad o la luz de mi cabeza,
pero en el kilómetro 765 al final de febrero el sol sigue raudo, brilla fuerte
y fatiga a los animales. Al medio día el color nos avienta 
al aire del sur, y entonces uno descuida serenidad
y calma pura romper la vanidad de la lógica.
Y uno no lo permite. pero otro vez se desencaja lo compacto, se junta
habilidad para perder la lucidez por estrellas y burdeles 
Y tú puedes cantar a los que parten al Oeste,
tú puedes cantar a los que vuelven del Oeste y
asegurar que la Historia es toda tu impaciencia reunida,
asegurar que es horrible no tener un alarido bajo la piel.
Tú puedes decir con vehemencia el día es de lluvia o de agua 
derribada a pausas. el instante es relámpago o esta fotografía enterrada.

1
Paradero

 

Está lloviendo ahora sobre toda esta ciudad y
son las 12.30 p.m. a lo largo y ancho del Meridiano de Greenwich
y yo he crecido entre gente que es joven y gente que no es joven
entre autos, papeles bond o bulky,
                   artefactos y escaleras
artefactos y clientes. Y avisos de la desesperación o la locura
He crecido sobre esta ciudad
                     y hace 24 años esta ciudad sabe mi peso
(Aquí la noche del 14 de mayo me enteré que he tenido un aire puro
porque alguien lo dijo entre botellas de Pisco de Ica
                    con rabia y para insultarme)
Y yo salgo a la calle a repartirme como obsequio.
Por las calles de mi país camino con un sonido.
Y soy un lugar con mucha luz,
          soy un aullante canto ambulatorio,
mi cuerpo está lleno de poemas y
salgo a la calle a repartirme como obsequio.
Y he demostrado que soy este cuerpo
estremecido por la rala luz que se confía a mis congéneres,
este cuerpo amargo sobre el que lloro:
Mis brazos han crecido increíblemente
y reconozco que mi semblante me ha traído complicaciones,
reconozco que mi cariño infinito me lastima
ahora que yo se regala incontenible, y cuando la lluvia
en la plaza Manco Cápac no es lluvia en la Plaza Manco Cápac.
Y cuando el individualismo se enreda y me llega a las pelotas
        aquí estoy yo, vivo y fogoso
y Latinoamérica devuelve mi cara cuando la miro,
el Día se abre para que este cuerpo pase,
el viento roza mis orejas; y voy fogoso y limpio
a través de estas avenidas silenciosas.
                                                            Aquí estoy yo.
Y óyeme tú, amadísimo padre,
oye al que está fatigado de hablar para el viento,
ya es Agosto, llueve hace 24 años esta ciudad sabe mi peso:
Yo entrego mi vehemencia y mi amor
a esta vía que se ensancha hacia toda la extensión del universo:
(Aquí lograr lo justo,
                   ser inmaculados
y brillar como focos de 12,000 voltios:
esa es nuestra única alternativa.
Ahora aquí haré lo extraordinario
                    y alguien ha de decir que no está bien).
Pero escúchame tú, padre, escúchame, yo jamás podré mentir
yo he crecido en esta ciudad del sur-este
con mil dificultades para cargar con mi exceso de ternura,
con mi energía de animal salvaje amando,
amando siempre a las manzanas, amando siempre a lo que conmigo vive
con estas ansias,
con esta limpidez que se levanta
                  desde mis extremidades inferiores
amo, amo furiosamente mi fortaleza
                          y elogio a gritos mi salud. 


poesía peruana, un par de vueltas por la realidad
JUAN RAMÍREZ RUIZ (1946, Chiclayo, Lambayeque / 2007, Virú, Perú)
Fuente: "Un par de vueltas por la realidad", Ediciones Hora Zero, 1971
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