Manuel Alemian

 Gaza    




Te saqué pasaje para la tarde, directo al downtown. De ahí te tenés que tomar
algún Peugeot. Salen cada veinte minutos y tardan una hora. Son pocos
quilómetros, pero por caminos y callejuelas tan inclinadas que es normal que
el vehículo se vuelque. Dicen que es un paseo espléndido.


Defecto




No es que camino encorvado
ni que se nota que mis medias son berretas,
viejas y rotas.
No es que escondo lo íntimo,
ni que me escapo,
ni que me escapo.
No son heridas las cicatrices
sino por el efecto de algo que falla.
Todas las trabas puestas,
atestadas de ataduras.
Haciendo en vano.
Vergüenza por amargura.


LAS VEGAS 



Un sector del jardín
lleno de flores,
todas rosas de colores.
Unas colmenas sin abejas
arrumbadas bajo la casa.
Una casa vieja
enteramente de madera.
Un parque,
luego un monte
y detrás un lodazal,
un pantano.
Una rampa de madera.
Un extenso arco
de Santa Rita.
Una escalera de madera.
Una cocina a leña.
Una habitación isleña.
Una ventana y otra y otra:
todas miran al monte.
Una mesa en el parque
junto al río lento.
Unos remos cruzados.
Una salamandra oxidada.
Un muelle.
Una linda lancha.
Una lancha de turistas pasa.
Una pala de remo roto.
Una gallineta se me acerca
en el monte.
Se acerca y se aleja,
se acerca y se aleja.
Un velerito a escala
en un escalón del living.
Una escalera de madera
rota y movediza.
Un río y enfrente costa virgen.
Una lancha con cabina.
Una foto al atardecer,
en el río,
y listo.



EFECTOS 




En un bosque árboles, claro.
En algunos árboles había,
trepados, osos.
Osos pardos.
Cuando los miraba
me estaban mirando,
y empezaban a bajar.
Corría a toda velocidad
esquivando los troncos
y algunas raíces;
huía despavorido.
Miraba hacia atrás y nada,
no los veía llegar,
no oía el galopar de un oso
persiguiéndome de atrás.
Una vez afuera en el llano
mi andar se volvió aún más veloz.
Anduve sobre hierba,
sobre barro y finalmente
llegué a un asfalto.
Me alejé al trote,
ya estaba cansado,
y nadie me levantó,
ni me mataron los osos.
No pasó nada,
nada de nada.


poesía argentina,
MANUEL  ALEMIAN
(1971, Buenos Aires, Argentina)
Fuente: Revista Ñ | Facebook

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