V
Voy a enseñaros las postales que compran los turistas.
Esto es exactamente lo que quiero deciros.
Dos niñas con vestidos tradicionales
no son un souvenir.
Fuera de foco abren sus manos
para pedir limosna.
VI
Los viejos bulevares son la parodia de lo que fueron,
porque perdidos en sus aceras
nosotros ignoramos el valor de los pasos,
el precio de unas botas cosidas en Tailandia
por menores de edad.
Sencillamente nos da lo mismo,
con ellas los pies vuelan
y los modelos flotan en las pantallas de los dispositivos.
¿Acaso no sabemos quién le limpia la mierda
al chico pelirrojo?
«No quiero que me griten los hijos de la inmigración».
VII
Pronto recordaremos las cúpulas, las torres
desmochadas, el viejo caserón que hacía esquina
sin el trino vivaz de los gorriones, al borde
del abismo de su extinción.
Las humaredas bajaron a los túneles del metro
y lamieron los muros. Esta mañana
hay polvo de oro en los párpados del revisor.
De: "La revolución exquisita", La Bella Varsovia, 2022
Enlaces: Letras Libres
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