Alfredo Palacio: poemas inéditos

   

GUARDAMOS EN LAS FOTOS     
sonrisas y lejanas alegrías. 
En su cromo que declina con el tiempo 
también dejamos el nuestro 
El que creímos detener para siempre 
en formato 9 por 13 ó 10 por 15. 
Y no podemos volver a revelar
porque quedamos fuera de foco.




                                            “Hay habitaciones más hermosas que las heridas”
                                                                                          FRANCOIS VILLON

CUANDO TODO SE CUMPLE.
Hasta el dolor.
La noche ciega
y su antorcha de rodillas
el pájaro sin alas que no sabe emigrar.
Cuando todo se cumple.
La falsa profecía del beso
el amor que no resuelve la intemperie
la vista que perdemos de vista.
Todo al fin se cumple.
Los ciclos
las verdades y su contraluz
las promesas sin porvenir
la espalda rota y su marca oscura.
También
el deseo fugaz
las piernas más bellas
el poema que parecía perfecto.
Cuando todo se cumple
estamos demás
sobramos
y resulta inmoral
pedir una tregua.



CREES QUE REGRESAS
de cada sitio donde nunca estuviste
que tu solapa aún
guarda ese perfume que ni siquiera te rozó.
Sentado con la niebla en la estación
ves llegar un tren a lo lejos
donde caben todas las miradas vacías.
Pasajero en blanco
crees que las ventanas a veces renuevan la ilusión.
Pero al llegar la noche
entre los dientes de tu cuarto
doblas la ropa y los papeles para otro día
que abrirá su boca oscura
hasta morder tu sombra que adelgaza
              que se ha llevado todo.



COMO UN CARTEL DE VENTA
en una esquina abandonada
fuiste cayendo en el olvido.
Casi nada queda ya
del tambor de tus piernas
de tu máxima curva de sudor
ni tanta coartada inventada.
Y en esa esquina
donde pronto elevarán un condominio
tu espalda y tu cintura 
no serán cimiento ni pulmón verde.
Acaso alguna historia pequeña y prescindible
que contará sin entusiasmo
el encargado del turno noche.



A VECES LA VECINA
busca en mí otra mirada.
De aceite
               vacío
                        o entrepierna.
                                              Se arriesga al tigre.
A veces la vecina
es otro territorio.
Luna menguante
sábana en espera
                             perfume para la ocasión.
A veces la vecina
es
     tan extranjera como yo.
Y caemos sin saberlo
                                   del uno al diez 
                                                             por la lengua filosa del consorcio.



CERRARON LAS FARMACIAS
y mi cabeza estira su condena.
Sin quioscos disponibles en la cuadra
el cigarro perdido entre las monedas
es un botín por demás parecido a un milagro.
El licor se acabó de viejo
y la heladera es un puerto sin barcos.
Entre otras precauciones
tendré que cortar el teléfono.
En estas condiciones
el cuchillo de tu voz sería el golpe de gracia.

© Alfredo Palacio