Mary O’Donnell

Hungría







vino a mí en sellos de correos.

“Magyar Posta” patinadores sobre hielo, delicados

cual porcelana fina, un pez, un astronauta

y un cohete, un chico plateado sobre unos esquís de los 60.

Solo entendí  la diferencia.

Ahora, volando a casa desde Budapest,

toco las páginas de mis poemas, recién acuñados

en una  traducción. La verdad es que no los entiendo,

pero, ¿alguna vez sí? Las  palabras me harán

nativa por un rato para un lector que toma

de mañana un café en Vaci Ut, y que quizá no entienda,

ni siquiera en su lengua.



Los versos relucen mientras la noche escapa

por la repleta cabina inclinada. Otra vez

mi dedo presiona la página, a ciegas, como si al tacto

pudiera capturar un pez, un astronauta, un cohete,

o los patinadores elegantes sobre el hielo.

Fuera, unas nubes que no puedo ver

se mueven afanosas de país a país







Placer







Sueltas y quietas como velas plegadas, las alas del grajo:

bajo los árboles de la alta orilla el sol derritiéndose

hasta el fondo de la dura malla de las plumas.

El calor penetraba en la carne. La cabeza negra

se arqueaba, temblaba, los ojos fijos en el cielo,

en los costados oscuras velas de sedosas alas,

Sobre este césped con luz de mediodía, libre para el descanso,

esta criaturita – menos que una molécula



en el extenso dormitar de un cosmos

fletado para cuidar a cada criatura –

se posó en la hierba complacida y sin ruido, aunque frágil

a pesar de la malla de pluma y del pétreo pico,

con el calor en tregua, las alas en reposo,

estremecida, primer verano fuera del nido







Hungary







came to me in stamps.

“Magyar Posta” ice-skaters, delicate

as Empire porcelain, a fish, an astronaut

and rocket, a silvery boy on 1960s skis.

I understood only difference.

Now, flying home from Budapest,

I touch the pages of my poems, freshly minted

in translation. Now I really don’t get them,

but did I ever? The words will make me

briefly native to a coffee-slugging morning reader

on the Vaci Ut, who may not understand,

even in his own tongue.



The lines shimmer as night slips

through the tilting crowded cabin. Again

I press fingers to page, blind, as if by touch

I could capture a fish, an astronaut, a rocket,

or those elegant, ice-cutting skaters.

Outside, clouds I cannot see

busily translate country to country







Pleasure







Slack and easy as dropped sails, the rook’s wings:

on the high bank beneath the trees, sun melted

deeply into the stiff mail of every feather.

Warmth penetrated to flesh. The black head

arched, shivered, eyes attentive to the sky,

dark sails of wing silky beneath shoulders,

on this noon-lit grassy slope, freed to rest,

this small creature –  less than a molecule



in the outspread dozing of a cosmos

freighted with the care of every creature –

sat softly pleasured on grass, yet frail too

despite mail of feather and stone-hard beak,

in the respite of heat, the wings at rest,

shuddering, first summer out of the nest







Mary O'Donnell

MARY O'DONNELL

(1954, Monaghan, Irlanda)

Traducción: Inés Praga-Terente

Enlaces: Poetry Foundation (en inglés)

Fuente: Docplayer

























0 Comentarios