Washington Delgado | El poeta ocasional

Washington Delgado



Un caballo en la casa







Guardo un caballo en mi casa.

De día patea el suelo

junto a la cocina;

de noche duerme al pie de mi cama.

Con su boñiga y sus relinchos

hace incómoda la vida

en una casa pequeña.

¿Pero qué otra cosa puedo hacer

mientras camino hacia la muerte

en un mundo al borde del abismo?

¿Qué otra cosa sino guardar este caballo

como pálida sombra de los prados abiertos

bajo el aire libre?

En la ciudad muerta y anónima,

entre los muertos sin nombre, yo camino

como un muerto más.

Las gentes me miran o no me miran,

tropiezan conmigo y se disculpan

o me maldicen y no saben

que guardo un caballo en mi casa.

En la noche acaricio sus crines

y le doy un trozo de azúcar,

como en las películas.

Él me mira blandamente, unas lágrimas

parecen al punto de caer de sus ojos redondos.

Es el humo de la cocina o tal vez

le desespera vivir en un patio

de veinte metros cuadrados

o dormir en una alcoba

con piso de madera.

A veces pienso

que debería dejarlo irse libremente

en busca de su propia muerte.

¿Y los prados lejanos

sin los cuales yo no podría vivir?

Guardo un caballo en mi casa

desesperadamente encadenado

a mi sueño de libertad.







Washington Delgado

WASHINGTON DELGADO


1927, Cusco / 2003, Lima, Perú


Fuente: Zumo de poesía

Imagen: antoniomiranda


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