Mi perro me habla
Mi perro me habla y yo lo escucho.
Es ordinario y callejero, como los perros de Diógenes. De ahí, tal vez, proceda su sabiduría. No fue a la escuela, no tuvo guías que lo guiaran
ni consejeros que lo aconsejaran.
Ergo, puede pensar libremente (éste es su mérito más grande) y, además, con alegría (algo poco habitual en el que piensa). En su filosofía, no cabe el platonismo. Tampoco hay margen para ídolos ni mitos traídos de los pelos. (Como no recibió bendiciones, nadie lo tiene en cuenta en el debate; no es más que un perro indigno, aseguran, y le arrojan un hueso con desprecio.) Sí, mi perro me habla y yo lo escucho.
a veces, yo también le hablo a mi perro,
pero, ¿qué puedo explicarle? Él ve claramente el horizonte donde mis ojos sólo ven la bruma del discurrir civilizado.
De: “Un arte invisible”, Libros de la talita dorada, 2016)
CÉSAR CANTONI nació en La Plata en 1951. Su obra poética publicada incluye los siguientes libros: Confluencias (1978), Los días habitados (1982), Linaje humano (1984), La experiencia concreta (1990), Continuidad de la noche (1993), Cuaderno de fin de siglo (1996), Triunfo de lo real (2001), La salud de los condenados (2004), Diario de paso (2008) y El fin ya tuvo lugar (2012). Publicó, además, la plaqueta Irlanda (1998) y los cuadernillos Intemperie y otros poemas (2006) y Latencia: poesía y dictadura (2013). Figura en antologías poéticas argentinas e hispanoamericanas. Algunos de sus poemas fueron traducidos al inglés, francés, italiano, portugués, catalán, griego y ruso. Reside en su ciudad natal.
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