Ciertas mañanas, desrezo:
la vida humana es demasiado miserable.
Un pequeño desajuste en los huesitos
hace doler mi espalda.
Siento ganas de vociferar a Dios.
El está escondido pero responde:
“la tela de jean no encoge”.
Y yo entiendo perfecto
el conmovedor esfuerzo de la humanidad
que se hace ropa nueva para ir a la fiesta,
el plato esmaltado donde le gusta comer,
un plato hondo verde inmenso mar lleno de historias.
La vida humana es muy venturosa.
“¿La tela de jean no encoge?”
Mi corazón tampoco.
Cuando en ciertas mañanas desrezo
es por olvido,
sólo por desatención.
Adélia Prado (Adélia Luzia Prado Freitas, 1935, Divinópolis, Brasil)
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