A los árboles
Nunca olvides a esa pálida
muchacha entre los andenes
de una estación de provincia
un amanecer en bancarrota.
Pues todo fruto se alza y perece,
y no es rosa nunca la rosa
por mano. Así el fruto más oscuro
del tiempo como un astro gravita
en su hora y en torno la hierba
de penumbra celeste lo envuelve
de a poco. Nunca olvides el viaje,
las palabras, el rodar del último
tren que se aleja: él sabe bien
que nada te llevará mucho más lejos.
A los árboles
Vielleicht es gibt kein Wiedersehen wo Du schon bist
En la lenta ceremonia pienso a veces
de la despedida crepita un instante
sin otro después, un alto muro ciego.
Uno busca su lugar en el mundo, y de pronto
el ocaso. En eso pienso, como el árbol debe
pensar en su hojas.
Y el viento sopla después, y el silencio.
Imagen: www.carlospenelas.com
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