Carlos Augusto Alfonso




El cine al que no iba Lezama



Salgo de mi butaca hacia el proscenio
(como sucede siempre)
orín de Menelao a la ciudad perdida.
Para los que vivimos películas vaqueras el Cine Majestic
es modus operandi en Trocadero,
pase a la diligencia que hay que frenar;
rienda la tendedera en Consulado.
El nailon que colgué se me tiró en el suelo.
—No lo voy a asfixiar, Cabrera no.
Dentro en la oscuridad de Pernambuco,
se molestan hablantes, porque a otros,
abanican libretas que se desencuadernan.
Cine pundonoroso a cine vándalo (pequeño recadero)
pasa sus anteojos para cazar alondras.
Por los tantos huequitos que le infringe
se las ve con los degenerados y chiflistas;
el cara de muñeca; el ofiuco de la media en el rostro;
el maestro de piano que deshonra.
Le sacan el sillón para que los case.
Los Montenegro, los Melgares, los músicos de Chuki.
Se lo ponen allí concretamente donde hace calor,
en la gaveta de Bladimir, en una recogida de carnés,
en la ciudad perdida de Menelao. Te lo ratificamos bostas.
Después del tokonoma viene el nai-lón,
el combate pancrasio,
Pascasio, los Speek. Te lo ratificamos bostas,
los travestís (los negros) los bozales, los nietos de Nene.



La corriente del niño


Ciertos informes indican que el niño
puede volver .
Del periódico científico Rasmusson



claro que puede volver
el niño siempre puede volver
era desgraciado era pálido era mandado a volver
he sabido de nubes condicionadas a quedarse antes
si el niño llora en cali   en potosí   en alabama
entre los filminutos de los empleados de la card vaid
desequilibrado ante los ojos del vio y no vio
más allá de su impacto económico
de su manera fija de proceder/como corresponde a zonas
      castigadas por disciplina
aguas tibias y calientes cocinando de lado la anchoveta
llevándose a miles a reforzar el ecologismo
a sentar base de reuniones interminables
navidad de natividades con qué cara puede uno
      presentarse ante la fao
y pedir ayuda
a mucho    y le compran el traje al bengalí que firma
miles de protocolos en tu mundo
los bancos de cereales cuenta abierta a la polinesia
claro que puede volver
claro que el niño puede volver siempre está volviendo el niño
que necesita para la natividad que no sea    que no sea que
entre la virgen por una puerta salga la virgen por la otra
a intervalos de los sueros con un levín en la nariz
el niño mama repugnado de tragar aire
el niño que muere mata y se ríe es válido
nos esperan congresos sobre la corriente del niño
por los días 24 hay también terror
las cosas quedan donde siempre paz y fertilidad
a qué hora abrió los ojos qué ángulo prefirió mirar
cómo se durmió
el niño siempre estará volviendo puntual
con su reloj del hambre.


CARLOS AUGUSTO ALFONSO (1963, La Habana, Cuba)
Fuentes: "El cine al que no iba Lezama", jorgealbertoguiar.blogspot.com "La corriente del niño", mardecir.blogspot.com /
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