Domingo Alfonso




Alguien enciende un Hi Fi









He retirado poco a poco mis dedos 

de la selva amarilla que preside tu frente. 


Así, tendida de espaldas, 


se acodan en el pasado tus ojos 


y vuelves a pertenecer a los hombres que me precedieron. 


Prefiero entonces contemplar a la noche; 


interpretar de la gran página abierta en su negrura, 


los muchos enigmas que olvidé con el tiempo, 


verdades ocultas que no pude aprender. 


Ahora alguien, como siempre a esta hora, 


enciende un hi-fi y coloca el mismo concierto 


–precisamente el mismo concierto– 


con sus dos manos que deben parecerse a las mías. 


Tal vez luego beba un vaso de vino, 


se asome a una ventana, mire la noche despacio 


mientras tiene a sus espaldas una mujer que sueña con otro.  










La muchacha que juega al billar









La muchacha que juega al billar 

con el taco en las manos se inclina sobre la mesa 


dejando descender su tanga transparente: 


Dos nalgas doradas iluminan el salón 


donde tres viejos admiramos la escena 


y en un rincón, indolente, 


su novio, quizás hasta orgulloso 


bebe un trago de su clara cerveza.  









Retrato del vaso de cristal 









Está el vaso delante de mí 

Un vaso de cristal sobre el mantel 


el vaso en una esquina de la mesa 


este vaso rebosante de nada 


el vaso cerca de mis manos 


un vaso de cristal amarillo 


mi vaso decorado con estrías 


Inmóvil y callado como estatua.  










Matinal 









 A Javier Marimón 

 "Abrí la verja de hierro": Fayad Jamís 












pongo los pies encima del suelo 

Calzo mis chancletas, una detrás de la otra 


me incorporo con cierta dificultad: 


Miro la sábana que cubre mi cama 


con su montón de arrugas 


Doy ocho pasos 


(estoy en el cubículo del baño) 


Un líquido ocre y maloliente me abandona, 


camino dos metros, enfrento la escalera 


y bajo los escalones de madera sin pintar 


Tuerzo a la derecha, atravieso la sala 


(Un golpe de ceniza me empuja a este espejo 


que rechaza mi imagen) 


Giro la llave, abro la puerta de hierro 


y absorbo 


como a nueva vida 


La flor de la mañana que comienza a despertar.  









Domingo Alfonso (1935, Jovellanos,   Cuba)

Fuente: www.artepoetica.net









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