Stanisław Baranczak


Para que en relación con esta cuestión las cosas queden claras como el día




Porque nunca se sabe
si los ojos se abrirán también
con la mañana, si con su escarpada blancura
la pared amanecerá como cada día,
justo en frente; porque cubierta
de guijarros, la vereda susurra entre quejidos
el tardío regreso de alguien y su banalidad
hace resonar el grillo en alguna parte; porque soy
(como en lo que atañe a los sueños) bastante consciente
de mi propia falta de merecimiento
del lugar que ocupo en el punto donde los átomos
se han reunido y en los planes no coincidentes
de los planetas; porque salvo el escape
de los segundos por el fosforescente espacio
de la esfera del despertador, nada impide
sentirse agradecido cuando se sueña; porque soy
(como en lo que atañe a la luz de las estrellas) demasiado ciego
como para que me fuese otorgado como don
el talento de alcanzar a hurtadillas,
a ciegas, las tinieblas emboscadas
en nuestro interior; la capacidad de extralimitarme
más allá de mí mismo, de cometer delitos
tras la frontera del cráneo, crímenes de existencia
más trascendentes que la muerte; porque soy
(como en lo que atañe a la muerte) de opinión bastante viva
acerca de la sangre, que late en las sienes llevando un registro
de los dones; no me creas incapaz de
creer que existes. En lo que no debes creer es en que yo lo haga. 



STANISLAW BARANCZAK (1946, Poznan, Polonia / 2014, Boston, Estados Unidos de Norteamérica)
Imagen: Polytika



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