Sebastián Salazar Bondy | El poeta ocasional

Sebastián Salazar Bondy






Testamento ológrafo



















Dejo mi sombra,

una afilada aguja que hiere la calle

y con tristes ojos examina los muros,

las ventanas de reja donde hubo incapaces amores,

el cielo sin cielo de mi ciudad.

Dejo mis dedos espectrales

que recorrieron teclas, vientres,

aguas, párpados de miel

y por los que descendió la escritura

como una virgen de alma deshilachada.

Dejo mi ovoide cabeza, mis patas de araña,

mi traje quemado por la ceniza de los presagios,

descolorido por el fuego del libro nocturno.

Dejo mis alas a medio batir, mi máquina

que como un pequeño caballo galopó año tras año

en busca de la fuente del orgullo

donde la muerte muere.

Dejo varias libretas agusanadas por la pereza,

unas cuantas díscolas imágenes del mundo

y entre grandes relámpagos algún llanto

que tuve como un poco de sucio polvo en los dientes.

Acepta esto, recógelo en tu falda como unas migas,

da de comer al olvido con tan frágil manjar.


















Sebastián Salazar Bondy (1924 / 1965, Lima, Perú)





Imagen: redaccion.lamula.pe










0 Comentarios