Glyn Maxwell




Glyn Maxwell






Dunwich








Ni siquiera viejas, hay historias que ya no cuento.

No puedo asegurar a qué chica fueron contadas.

Chicas. Ceno y me pregunto dónde están los demás

Y tú,



¿significa qué? Los meses pasan y tú con ellos –

trigueña, petite, licenciosa, procaz, joven –

elige tres de cinco pero tú te vas,

alguien,



que mientras leo aquí como un paciente

entre lámparas que se inclinan adelante, para estar

dentro y fuera de una oscuridad que se oscurece (¡no

me digas!)

y ya sé a dónde va todo esto porque he visto

a la habilidosa anciana en su laboratorio, la he visto

cortar el grisáceo milhojas de un cerebro nuevo

«recién llegado»



que me dejó ver de cerca y pudiste ver el problema.

La erosión como en East Anglia… el agua

rellena las grietas, el agua busca

mejorarlo,



siempre con la esperanza, una plegaria donde se puede nadar.

Mujeres. Y me pregunto dónde están los demás.

Pienso en llamarte pero ya lo hice, y tú

no



me contestaste, ¿por qué lo harías cuando no sabes

cuál de todas las chicas eres? El agua busca mejorarlo,

rellenar gritas. Cuando nos encontremos de nuevo

nos encontramos



en la iglesia de Dunwich bajo el salado azul

que flota hacia nuestras esperanzas. Vistas desde la altura

como la anciana habilidosa en su laboratorio,

estas luces



de domingo se fusionan en un núcleo blanco,

mientras en los bordes manchas de rojo y verde,

cabañas periféricas en la que puedes imaginar

tu vida



e historias siendo contadas, aparecen.

Una imagen-eco violeta florece y ahora

nada. Los meses pasan y tú con ellos.

Algo se detiene. Despierto. Me pregunto dónde están los demás.

Búscame un lunes, tú, en el mercado.

Nunca me has conocido, conóceme bien, sé nadie

más.




GLYN MAXWELL (1962, Welwyn Garden City, Inglaterra)

Traducción de Hipatia Argüero con colaboración de Gabriela Silva Rivero

Fuente: www.cuadrivio.net

Imagen: www.exeter.edu

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