google-site-verification=pLr0NrenLB4C8ASByP6lzd_ic4ZqYNNHnFdnWBCXcVQ James Schuyler | El poeta ocasional

James Schuyler






Justo antes del otoño





en los intervalos quietos entre vientos de equinoccio

el silencio destella

o en un bosque de abetos

se muestra como troncos rayados, claros, oscuros

visto entre ellos

todos iguales, cada uno diferente:

un bosque despojado de sus ramas más bajas

que yacen vagamente apiladas junto al sendero

musgosas, con liquen, pudriéndose.



El sol está en el cielo como si fuera un retrato.

A las aster las inclina una brisa

que para plantas más leñosas sería indigno notar.

Varas de oro erguidas como cúspides

o de otro tipo, que señalan en lenguaje gestual indio:

"Por aquí".



Por la tarde temprano la luna sube la cielo

mientras el sol va hacia el oeste

su luz ingrávida se posa

sobre un zarzal de saúcos y cerezos silvestres.

Parece que la luz los presionara

y los timoneara desde arriba

así como una lancha huye de la estela

que parece propulsarla

a través de ilusiones de verde

hechas por árboles negros reflejados en el agua astillada

que toma forma.

¡Maravillosa energía universal,

expresada en una estelar quietud!

La Vía Láctea desplegada

sobre la casa anoche

y las Pléyades

a la vista débilmente exclamaban:

"La mejor forma de ver las estrella

es mirar un poco hacia un costado"

un universo en su red de espacio

debilitándose, concluyendo, continuando.



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Imagen: www.openlettersmonthly.com


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