Jesús Urzagasti


Coyoacán    



Sabía que debía caminar de una esquina a otra
aligerado del peso formal que delata a los viajeros
ya no tienes país me dije y caminas por un bello país
sin sombra ni recuerdos de paisajes florecientes
al fin volverás a ser una entidad muda y melancólica
debajo todo es húmedo y no fluye ninguna amenaza
para el que gobierna su locura y se abandona al sueño
arriba el cielo es luminoso y las aves sólo son aves
para estos sonidos apenas se necesita un mediador
un caminante que nunca escuchó nada en la tierra
un caballo y un tren una plaza y una vaga librería
quizás así responderías feliz a las voces de ayer
todo es un sueño para el equilibrista venido a menos
los sones de una orquesta popular el niño la manzana
el muerto con su violín el callado árbol de la noche
cruzo de una esquina a otra y veo cuatro policías
nunca estuve aquí nunca estuve allá nunca estuve
el aire es útil y la mecánica de los sueños también
nunca llegué a saber tanto de mí nunca me lo dijeron
será por eso que estiro los brazos y siento el agua
y desciendo como todo el mundo y me acomodo el ojo
como un inofensivo intruso que ha de retornar al hotel.



JESÚS URZAGASTI 
(1941, Campo Pajoso / 2013, La Paz, Bolivia)

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