Seamus Heaney: Los poderes profanos de los truenos del Atlántico | El poeta ocasional

Seamus Heaney: Los poderes profanos de los truenos del Atlántico


Norte



Retorné a una costa alargada
la curva en forma de martillo de una bahía
y encontré sólo los poderes
profanos de los truenos del Atlántico.
enfrenté las invitaciones
impensadas de Islandia,
las poblaciones patéticas
de Groenlandia, de pronto
aquellos fabulosos invasores
aquellos  que se extendían por Orkney  y Dublín
medidos a través
de sus largas espadas oxidadas
aquellos en la maciza
barriga de los barcos de piedra
aquellos hachados y destellando
en la grava de arroyos que se descongelaban
eran ensordecidos por el océano
que me alentaba, levantaba otra vez
con violencia y epifanía.
La lengua nadadora del barco Vikingo
flotaba mirando hacia atrás
decía que el martillo de Thor se balanceaba
hacia la geografía y el comercio
hacia torpes alianzas y venganzas,
los odios y críticas por la espalda de
los Althing, hacia las mentiras y mujeres
hacia el desgaste de  la paz propuesta
y la memoria madurando la sangre derramada.
Dijo, “Recuéstate
en la palabra atesorada, ahonda en
las vicisitudes de la vida y en el resplandor
de los pliegues de tu cerebro.
Escribe en la oscuridad
Espera  la larga incursión
de una  aurora boreal
pero nunca una cascada de luz.
Mantén tu ojo cristalino
como la punta de una estalactita
confía en el tesoro esencial que tus
manos conocieron”.


Nota: Alþingi (derivada de la antigua palabra nórdica Alþing o "Althing") es el parlamento nacional de Islandia cuya fundación tuvo lugar en 930 en la región de Þingvellir, (a 45 kilómetros de la que luego sería la capital de la república,Reykjavík).
Enlaces: Seamus Heaney
Versión: Marina Kohon.

North



I returned to a long strand, 
the hammered curve of a bay,   
and found only the secular
powers

of the Atlantic thundering.
faced the unmagical
invitations of Iceland,
the pathetic colonies
of Greenland, and suddenly
those fabulous raiders,
those lying in Orkney and Dublin   
measured against
their long swords rusting,
those in the solid
belly of stone ships,
those hacked and glinting
in the gravel of thawed streams
were ocean-deafened voices
warning me, lifted again
in violence and epiphany.
The longship’s swimming tongue
was buoyant with hindsight—
it said Thor’s hammer swung
to geography and trade,
thick-witted couplings and revenges,
the hatreds and behind-backs
of the althing, lies and women,   
exhaustions nominated peace,   
memory incubating the spilled blood.
in the word-hoard, burrow   
the coil and gleam
of your furrowed brain.
Compose in darkness.   
Expect aurora borealis   
in the long foray
but no cascade of light.
Keep your eye clear
as the bleb of the icicle,
trust the feel of what nubbed treasure   
your hands have known.’



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