Gustavo Weisberger













Los hechos





Te doy mi corazón como un papel de calcomanías.

Te doy luz eléctrica una vez que pase la tormenta

por ambos cuerpos perros.

Porque lo cortante se halla al ras de la tierra y tu amor es mi cabeza apoyada en pasto reo.

Te doy una canción de Luis mientras escasea el agua en este mundo.

Te doy un vaso de vino tinto a las siete de la tarde.







Por la calle Alem





Bolsas de basura abiertas durante la noche

que pasó con su largo cabello frío, van apenas tres días

de empezado el invierno

y se nota, así nomás, la fe drogada en lo profundo del iris

de los que me cruzo camino al trabajo

a los cuales saludo con un leve movimiento de cabeza encapuchada

como quién no tiene raíz y no quiere saber mucho de nada

excepto de la irrealidad de lo ya caminado o dejado atrás.







El cuitado





Fue para el cuitado la grosura de trigo subiéndole desde el talón,

el rosal a la izquierda, unas cuantas uñas de Yahvé incrustadas en el pecho

metros de cuero agrio para cubrir la pateada bandera argentina

y en ese mismo lustro de vida, cruzarse de piernas de modo ordinario

a quién no se le da un mínimo de bola

y se le palmea la espalda y se le marca la ruta, allá, le dicen

aquél camino de parásito y chatarra.





Gustavo Weisberger (1966, Buenos Aires, Argentina)

De: "Coz"


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