Kathleen Raine | El poeta ocasional

Kathleen Raine


Adiós, prados felices
Adiós, prados felices, publicado originariamente en 1973 y traducido para esta edición por primera vez al español, es el primero de los tres libros de memorias de Kathleen Raine, abarcando los años de su infancia y adolescencia, y más tarde reunido, junto con los dos libros posteriores, en un solo volumen titulado Autobiographies (1991). En él, la autora rememora el paraíso de su infancia, la aldea de Bavington junto a la frontera escocesa donde prendió a amar la naturaleza, así como el desposeimiento que experimentó al irse a vivir con sus padres a un suburbio de Londres, sensación que la acompañaría ya siempre. Naturaleza, poesía, amor filial y los primeros enamoramientos desfilan por estas memorias del despertar a la vida en una de las personalidades literarias más extraordinarias del siglo XX. Kathleen Raine (Londres, 1908-2003) es autora de una docena de libros de poesía, ensayos literarios de gran alcance, como los que dedicó a su maestro William Blake, y fundadora de la

revista Temenos y de la academia del mismo nombre. Ajena a las modas literarias de su época, su obra se adscribe a una corriente de pensamiento intemporal, que toma de Platón y de los Vedas un sentido sagrado de la existencia y una dedicación absoluta al mundo de la imaginación. Sus libros de memorias constituyen un testimonio único de la vida interior que alumbra.

La edición y traducción de este Adiós, prados felices es obra de Adolfo Gómez Tomé (Mirabel, Cáceres, 1969) y Natalia Carbajosa (El Puerto de Santa María, 1971). El libro viene presentado, además, con prólogo de Benito Estrella.

Un poema de Kathleen Raine en Grandes poetas famosos


Un sueño



Estas aves de sueño,
Que giran tan alto como águilas en los cielos del sueño,
Que descienden a posarse en los árboles...
Vi con asombro aves del paraíso,
Iridescente, luminoso
Su plumaje, y otras, como palomas, grises.
De nuevo hacia aquel cielo interior emergieron, pero entonces
Regresaron una vez más a esperar. ¿Son esas
Aves de las imágenes campestres del alma,
De la tierra, recordadas? Pavos reales
Que adornan miniaturas de Brindavan, o páginas persas
Pintadas con dos pelos de ardilla por artesanos
Expertos en maravillas,
¿Son ellos de cielos interiores o exteriores,
Esplendor de la naturaleza, o del recuerdo?
¿O son los ocelos enjoyados de los pavones terrestres
Espejos del paraíso? Sus plumas
Que hacen rielar la luz son sólo polvo
De la tierra, su brillo en el ojo del que mira.
¿Dónde, de qué tierra son?
O cuándo polvo y espíritu
Se separaron de modo que criaturas de barro
No significaron ya el cielo,
De nuestro mundo real ¿se alejan volando las aves del cielo?

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