Mario Luzi




Mujer en Pisa









No siempre estabas sola conmigo. A menudo veías

largas fiestas marchitándose en los canales,

fluyendo bajo los puentes, perseguidas por el tiempo

entre racimos, en lánguidos prados y la luz

de la tarde horadando las aguas

y los aros del río.



Y a veces no supimos quién de los dos era el ausente:

con frecuencia mirabas los límpidos torneos

librándose en las vías bajo soles invernales,

entre verandas, flores brumosas y el hielo

de las murallas arrollando los trofeos

en luces infernales.



Mujer de otra manera —lo más semejante a la vida—

cálida en imperceptibles pasiones,

velada por un vapor de lágrimas ideales,

en el viento, en los últimos puentes surgías

por los portales al fuego de las estrellas,

detrás de amarillentos vidrios.








A lo largo del río










Quien sale ve inesperados signos, 

manchas de nieve en los montes. El frío


de la Pascua,

es cruel con las flores,

empeora a débiles y enfermos

y más de uno, perdida la esperanza,

tirita bajo cuellos y bufandas.



No será culpa mía si te encuentro.

Sigo el curso de este rápido río

insinuado entre barracas y túmulos.

Sitios donde el vagabundo, flautista

o lanzador de cuchillos, atiza

el fuego, acerca a las manos

dormita; el viejo desata al perro

junto a la orilla y ve la corriente;

un hombre, de pie sobre la gabarra, hurga

el fondo con la pértiga durante

horas y horas, hasta que en las barracas

colocan los quinqués sobre la mesa.



Es el paisaje humano

que por falta de amor

parece desunido y extraño.

Cuántos rodeos los tuyos, solitaria.

Es más claro que nunca, el sufrimiento

penetra en el ajeno sufrimiento

o acaso es vano

—no como río helado, como fuego

comunicante, sólo quisiera...

Amor difícil de ofrecer,

difícil de recibir. Se conturba

al atreverse, siente el frío de la sierpe

mas torna insatisfecho al no atreverse,

apremia en todas las edades de la vida.

El río corre, desata sus rápidos,

arde la espera, la familia se reúne

para la cena, se comparte el alimento.

Truena. Medio llovizna. Crece la hierba.







Mario LuziMARIO LUZI (1914, Sesto Fiorentino / 2005, Florencia, Italia)

Enlace: Material de lectura UNAM



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