Sebastián Lalaurette




Sebastián Llalaurette

Acero



Miles de colores tiene este

pájaro que no conoce el cielo

y aletea contra los barrotes de la jaula,

multitud de perfiles sacude aquí/allá,

hermosos todos, de una belleza que saca el aliento,

un allegro de luces. Quiero verlo volar. Pero este pájaro

huye de mi dedo invasor, revolotea, se encrespa,

pía furioso ante la puerta abierta, trata incluso de

cerrarla, es decir: no conoce el cielo.

Es decir: duele como un pájaro su negativa,

como un bello pájaro de colores y perfiles.


Aparto el dedo herido, le silbo canciones que significan mucho para mí.

Ladea su cabecita (clic) y escucha.

Gorjea un poco, una cascada brillante, me parece

que de algún modo me devuelve la atención.

Se queda quieto, emite algún destello, creo que incluso

algún quejido. Me mira; mira al suelo; trina.

Quiero tocarlo y nuevamente

la bruma de color, el aleteo, el posible picotazo,

las garras abrazando el metal. Aparto el dedo.

Este pájaro que se niega a salir

de la jaula (es decir que no conoce el cielo),

este pájaro aterrorizado por el aire frío de la habitación

es generoso y cruel. Esparce su belleza por

toda la escala del sonido y desde allí, inaccesible, lastima.

Aletea y pía y evita mi dedo e intenta

cerrar la puerta de su libertad, este pájaro

que no conoce el cielo ya es un cielo en mí.




Laurasia




me gusta ese nombre que se parece

al tuyo, que podría ser el de un país

hecho a tu imagen y semejanza

y que tiene además un eco antiguo,

más que los tambores y que el fuego


un nombre que resuena en mí como

esa Laura ficticia de siempre, ese arquetipo

que después viniste a llenar vos:

Laura, el nombre de lo que es bello,

la mujer antes de la mujer, un continente de deseo


Laurasia: la tierra antes de la tierra.

hubo un tiempo antes de que naciéramos

y hubo un tiempo antes de eso, y antes más y más tiempo,

y unas láminas sucesivas en el atlas

no sirven para decirlo: cientos de millones de años,

una eternidad en la que todo

se fracturó y estalló y anduvo a la deriva,

Gondwana por acá, Laurasia por allá, y en el medio

Panthalassa, un océano de nombre gracioso


cuesta hacerse a la idea de las cosas

alejándose infinitamente, primero todo junto y después

el ruido, la catástrofe, la deriva


en un tiempo antes del tiempo

todo estuvo junto y pareció eterno.

nosotros nacimos al otro lado

de un inmenso océano, cuando ya todo era imposible.

Laurasia: las cosas como siempre debieron haber sido.










Sebastián Lalaurette (1974, Lanús, Provincia de Buenos Aires, Argentina)

Imagen: blogs.educared.org


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