Hombres sin porvenir
Los árboles de La Invernada,
que perdieron sus hojas
torcidas por marzo, en abril,
antes que el viento tumbara
las frutas con gusanos,
podridas, y el cereal almacenado
en silos y galpones
fuera destinado a la exportación,
vistos desde la orilla opuesta
por la ventana
mientras me sirvo una taza de té,
se parecen, con sus ramas
en punta, peladas
a los hombres sin porvenir
que miran de otro modo el cielo.
Una bañista
El aire que el Paraná reenvía,
esporádico, bajo la forma
de una ráfaga humectante
al banco de arena, desciende
sobre los cuerpos
expuestos a este sol, cenital,
doblado por el agua
y los puestos de gaseosas.
Hacia esa bañista,
que reposa sobre un rectángulo
de lona y mira a lo lejos,
en dirección a
El Espinillo, no siento atracción
o repulsión; apenas
interrumpida por las piezas
del biquini, la superficie
de su piel cintilla aquí y allá,
difunde, como algo de bronce,
relumbrones que quiebran
la opacidad de la mirada.
DANIEL GARCÍA HELDER ( 1961, Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina)
De. "Diario de poesía N° 4, 1987
Imagen: del palenque y para...
0 Comentarios