Liliana García Carril



Del libro La mujer de al lado, Bajo la luna, 2004)


Orden de clausura




camina de un lado a otro
como quien reza

su andar invoca al dios íntimo
de la respiración y con eso
parece darse aires

darse aires
se dice de la arrogancia
por ejemplo en el andar
como si tal cosa, respirando 

la veo caminar por las paredes
opaca con el aliento
el espejito de cartera
pone a prueba su respiración

aire, aire, fuera de aquí, grita

(quien está sola como la una
ni siquiera puede
darse aires de estar loca)

a su aire, a su aire, grita

(¿querrá eso decir
“siéntase como en su casa”?)

ahogada, se puede morir
ahogada en el propio aire.



Plano infinito




hay una foto
perdida para siempre:

la mano en la cintura
el torso ladeado, la cadera
dura el desafío en la mirada  
y de ella dura la hija
como una fotografía

no es el ocre del papel
es cómo se va siendo
menos joven y más insomne

tan diferentes las dos
toda la vida y después
idénticas van a durar
toda la muerte

(no me mires ahora
saldría con cara de mirar
fotos perdidas)

como una piedra en el agua
puedo caer y ser la razón
de una onda expansiva
de insatisfacción, atraerte
hacia mis círculos concéntricos
y hundirnos hasta recordar
cómo era una marea

puedo ser más y más honda abierta
y más oculta más fuerte que la luna

pero seguirías preguntando
si me pasa algo.



Del libro La paciencia, Bajo la luna, 2009


UNAS vecinas nos guían en una caminata
lo difícil no es escalar,

ni abrirse
al mundo de la maleza

cada vez más profusa

dejarse llevar por el movimiento
oculto de las rocas
–¿víboras en esta
zona?–  
y la furia contenida del
arroyo

Yo, que amo la naturaleza
y su dinámica:

ellas van con palos y
conversan.


Liliana García CarrilLILIANA GARCÍA CARRIL (1951, Buenos Aires, Argentina)
Imagen: facebook

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