El absurdo, la lógica y los elefantes, según el profesor Susurro.






Por lo que queda claro a raíz de los últimos y resonantes descubrimientos del profesor Pedro Susurro, el absurdo es un absurdo. Esta tesis contradice la sostenida hasta ahora por la escuela oficial, según la cual "el absurdo es una cosa". Y el mérito histórico del profesor Susurro consiste en haber establecido el carácter de esa diferencia, cuya naturaleza se explica con un razonamiento que él expone de este modo: dado que el elefante es un virus y que la gripe es contagiosa, más vale estar arriba que debajo de un elefante.




Siguiendo esta vía de análisis es que ya pueden esclarecerse distinta y dramáticas incógnitas. Así, bien puede aseverarse que el bicho de "La metamorfosis" de Kafka no es Luis Cucaracha, sino Dumbo. Luego que la verdadera cabalgadura de Tarzán no fue Luis el Negro, sino Tantor. Y por fin, que Adriana se inspiró en lo más notable del elefante para inventar la palabra "enarbolas".


A tenor de las investigaciones del profesor Susurro, siendo lo absurdo algo que se opone a lo lógico, el huevo -en su forma contemporánea - es absurdo porque lo lógico sería que fuese cuadrado, así no tendríamos que andar corriéndolo cuando se desliza por la mesada de la cocina. De allí que sean tan difíciles de freir los huevos de elefanta. Por afinidad conceptual puede discurrirse que el elefante no tiene trompa porque no la necesita, ya que no usa anteojos.


De igual modo la lógica indica que el elefante no anda por las paredes, porque lo absurdo sería que las paredes anduvieran por los elefantes. También, lógicamente, el elefante funciona a nafta porque constituiría una mayúscula absurdidad su funcionamiento a corriente eléctrica, dado que -en tal supuesto - el cordón se le enredaría entre los árboles.


Gracias a los hallazgos del profesor Susurro puede darse por cierta la existencia de un tercer tipo de elefantes, a partir del siguiente discurso: habiendo un elefante terrestre y un elefante marino, es obvio que debe haber un elefante aeronáutico y éste, lógicamente, debe volar.de donde resulta la posibilidad de que los dirigibles no sean dirigibles, sino elefantes camuflados.


Esta teoría también demuestra que los elefantes no asisten a los talleres literarios por lo absurdo que son las sesiones los sábados por la noche, o sea justamente en los días y horas más propicios para tentar fortuna en las conquistas amorosas.


Asimismo es absurdo guardar los elefantes en la heladera, porque se corre el peligro de que se tomen la soda. Lo lógico es guardarlos en el placard, para no tener que andar uno mismo aplastando las polillas. El profesor Susurro aconseja a este respecto, no dejar los elefantes al alcance de los niños, porque después no puede saberse quién estropeó al abuelito sentándose sobre él. Y no hay cosa más absurda que empujar un elefante desde atrás cuando la lógica señala que debe hacérselo por delante donde tiene dos manijas de marfil para tal objeto. Otro absurdo consignado en las experiencias del profesor Susurro consiste en pone los elefantes en la misma jaula que los canarios; este equívoco puede llevar a que ambos (....) tengan relaciones carnales, proporcionando malos ejemplos al vecindario. Quien quiera actuar lógicamente en la tenencia hogareña de los elefantes debe darles albergue en la percha del loro para que aprendan a hablar.


Pensar que si no fuera por Pedro Susurro, todo el mundo creería que los elefantes existen.





Consigna "El absurdo". Texto de un integrante del taller Mario Jorge De Lellis dirigido a un coordinador nada ocasional. 






Imagen: .www.ecologiayfauna.kuriososblog.com

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