El ciervo es mi sueño más recurrente.
Siendo animal de manada aparece mirándome con alzada
y orgullo
de hombre solo.
A media distancia pasta en un espacio pequeño, y alrededor
todo petrificado, ningún cuerpo
de carne
que se le compare.
El ciervo se mueve como articulado por fuertes elásticos
internos
que convergen en un poderoso órgano desconocido y central.
De allí su caminar gracioso
que disimula su enorme fuerza
elástica, su potencial
de vuelo.
Imaginemos la eventualidad de un cazador y de un certero disparo,
ya el ciervo está desarrollando su instantáneo salto
en el cielo.
La jauría sólo llegará a su primera sangre, a la sorprendida,
y luego no lamerá
ninguna
porque en el ascenso
el ciervo curará su herida
con simple
saliva.
Y aterrizado y salvo aparecerá otra noche en mi sueño.
de hipocondriaco
Mi miedo volverá a cubrirlo de atributos
de inmortal y así mirándolo
yo mismo me miro
pero sólo en mi sueño
porque la voz de mi vigilia no entra allí, y el ciervo
nunca oye
mi cólera:
No eres de vuelo y vivirás en el suelo, mordido
por los perros.
JOSÉ WATANABE (1945 / 2007, Trujillo / Lima, Perú)
De: "Elogio del refrenamiento", Editorial Renacimiento, 2003
Imagen: adondevamos.pe
Enlaces: DramaTeatro, revista digital: entrevista a José Watanabe
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