Lawrence, Kansas
Obligada por las circunstancias,
tomo una copa de cognac,
acodada en la barra de un local oscuro
dedicado a la memoria de seis grandes nombres
del football americano.
Miro las imágenes de los inevitables monitores.
Varios de los parroquianos parecieran dormitar
ante sus jarras de cerveza.
Languidecen las conversaciones.
La muchacha rubia y sonrosada
que atiende a los clientes
(y pregunta por mi profesión y origen),
suma y resta en un rincón
la columna de ingreso
para esta noche.
De regreso al cuarto del hotel
recuerdo con cierto embarazo
las sensuales contorsiones de Madonna
en el video.
Porque ciertamente el dormir
en un cuarto con el nombre de un tal Hudson
("Billy"), constructor de hoteles
que habían sido destruidos
y quemados por bandidos malhechores,
huestes enemigas, asesinos contratados
por señores esclavistas,
no será posible sin la ayuda de un milagro
quizás propiciado por Madonna
o por el cognac bebido junto a los clientes
del bar dedicado a la memoria
de las grandes ligas.
Y pienso: ¿por qué no?
Faltan diez para las once,
a las once emergen los recuerdos,
y espero con paciencia a que de alguna forma
aparezca el perfil de un cuerpo,
y suceda un milagro
-quizás a las once y media-
que me guarde de la noche;
del video, de las huestes enemigas.
Porque la barbarie pareciera estar cerca
de los bares, del deporte,
de los monitores, e incluso,
oh engaño,
de la ahora pérfida sonrisa de Madonna
y seguro se oculta
en los muros calcinados,
luego repintados, de este cuarto.
La barbarie, ¡grande historia!
está emparentada en las bases
de este centenario hotel
ubicado en Lawrence
cerca de Topeka
y Kansas City.
Verónica Jaffé (Caracas, Venezuela, 1957)
De. "El largo viaje a casa", Fundarte, 1994
Imagen: talcualdigital.com
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