Cuando camino por ahí a la hora de comer
tengo solo dos amuletos en mi bolsillo,
una vieja moneda romana que Mike Kanemitsu me dio
y una cabeza de tornillo que se rompió de un empaque
cuando estaba en Madrid. Los otros nunca
me trajeron mucha suerte aunque sí
me ayudaron en Nueva York a protegerme contra la
manipulación,
pero ahora estoy feliz por un tiempo, e interesado.
Camino por la luminosa humedad
pasando la Casa de Seagram con su agua
y sus vagos y la construcción a la
izquierda que cerró la acera. Si
algún día llego a ser trabajador de construcción
me gustaría tener un casco plateado, por favor.
Y llego a donde Moriarty, donde espero a
LeRoi y oigo quién quiere ser una persona de
influencia los últimos cinco años mi promedio de bateo
es de .016 eso es todo, y LeRoi entra
y me dice que Miles Davis fue garroteado 12
veces anoche afuera de Birdland por un policía.
Una señora nos pide una moneda para una terrible
enfermedad, pero no le damos una. No
nos gustan las enfermedades terribles. Entonces
vamos a comer pescado y una cerveza. Está
bien, pero lleno de gente. No nos gusta Lionel Trilling,
decidimos, nos gusta Don Allen, no nos gusta
Henry James tanto, nos gusta Herman Melville,
no queremos estar en el paseo de los poetas en
San Francisco, incluso solo queremos ser ricos
y caminar en vigas en nuestros sombreros plateados.
Me pregunto si alguna persona de las 8,000,000 está
pensando en mí al estrechar la mano de LeRoi
y me compro una cinta para mi reloj de pulsera y voy
de vuelta al trabajo feliz con la idea de que posiblemente
así sea.
Frank O'Hara (Baltimore, 1926 / Long Island 1966, Estados Unidos de NA)
Traducción de Iván Rodríguez
Facultad de Filosofía y Letras/Universidad Autónoma de Chihuahua
Imagen: bookeywookey.blogspot.com
Enlaces: Universidad Autónoma de Chihuahua
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