Nos visitó la buitre
a Martín Sorter
No se reivindica la palabra, consonante
que viniendo del infierno araña costas
porque deja
heridas –malas heridas- a cada rebelión de los insomnes.
Si, corazón, nos visitó la muerte
mordiendo
lo que fueron tardes de fútbol. Nos visitó
bruja / alada / buitre
cargándose a uno de los buenos.
Si, corazón, es verdad el dolor amortiguado;
es verdad pelear por desligarse
pero mientras cada cosa de la vida se nos viene con los platos sucios
la casa ahonda soledad y lágrima
peleando por hacer volver las fiestas donde fuimos tan
felices / charlando sobre nada en la cocina los
hombres y en el living,
en el living las mujeres.
Fuí feliz
Este no es el momento,
pero quién puede quitarme el placer de ver sobre un plano inventado lo
que descubro con un leve golpe de párpados antes de dormir:
personajes que nunca se sabrán nombrados cada noche
rondando mi cama.
Y después enredo máscaras que no hablan mi idioma,
o me agobia el dolor de los muertos y los vivos,
o lastimo los recuerdos de una doble identidad
reconociéndome atada a un final sin testigos:
corriendo por la culpa de la vida olvidada de vivir.
Cuando debería saltar no encuentro espacio,
estará la roca que tallé mostrando su frase:
"hace tiempo fuí feliz".
IRENE FRYDENBERG (1956, Buenos Aires, Argentina)
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