sudor las grietas que deja el día nacer morir
hasta el fin del jadeo hasta la astilla.
Y las ramas cargadas de frutas en oro de luz naranja purpúrea
caen a uno y otro lado
sin mover las alas
en la ceniza de la tierra batida.
Las acequias en el arrullo de las aguas celestes entre los silvestres
ciclámenes y albahacas y mentas perfumando el silencio de los chingolos
y el aire tibio alcanzó un punto en la dulce luz los ojos vuelven a
disfrutar
en la líquida visión fuera de la propia realidad.
Pablo Queralt (Buenos Aires, Argentina, 1955)
De: "Late", Huesos de jibia, 2008
Imagen:www.poetica-arbitraria.blogspot.com
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