Francisco Bitar





Francisco Bitar







Manual para retroceder una cajita de música





Tenés que darle dos veces


a la puerta de la habitación

para que cierre definitivamente.

Entre el primer golpe y el segundo

hay tiempo de sobra para que entren al cuarto

los olores de una noche caliente:

olor a tierra húmeda del jardín,

a las hojas mojadas del helecho

creciendo en un vaso plástico

de a litro de fernet.

A veces las plantas no hacen

lo necesario durante el día

como par dormir de noche

y se las puede sentir desde la habitación

agitadas por el recuerdo

de la mujer que las cuidó.

Sobre la base de los tallos

o entre las hojas más largas

que tocan el cantero,

el agua de riego no refleja

las luces superiores, sino

los espacios oscuros de la noche,

la distancia entre las estrellas,

la negra separación.






Yo estaba triste pero la tarde era hermosa






Ningún tipo de conocimiento


ofrece la luna

que aparece incompleta

por atrás del hotel

cuando una leve corriente aérea

empieza a calentar en la calle

otra larga fila de lámparas de sodio.

Los que vuelven de la playa a esta hora

traen arena al centro de la ciudad

y la dejan en la puerta de sus casas

para que un viento contrario

la arrastre otra vez hasta el margen del río.

Es un viento sin temperatura

que, abajo del cartel encendido,

infla las cortina como caballos

rozando delicadamente

los hombros de huéspedes borrachos

dormidos con los zapatos puestos

bajo la luz del televisor.







El corazón es la caja del cuerpo







Bordeo la ciudad

donde vivimos juntos hace años,

la sobrevuelo en realidad

desde la autopista levantada

sobre el lomo de una elevación.

A lo lejos hay unas pocas luces

y me veo en la tarea inútil

de buscar nuestra casa

en la más cerrada oscuridad.

Sin embargo creo reconocer esa oscuridad.

Escribo esto en el bolso

a la luz del celular

aunque no tan adentro

como para que mi vecino no despierte.

Yo también soy poeta -me dice -. Escribo sobre el amor.





Enlaces: El poeta ocasional

De: "Ropa vieja: la muerte de una estrella", Ediciones Stanton, 2011

Imagen: www.ellitoral.com


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