El pozo oscuro
Ellos te ven como te ven,
un granjero pobre y sin nombre
arando cuesta arriba, sembrando el viento
con chillidos de gaviotas al final del día.
Para mí eres Prytherch, el hombre
que dirigió más que todos
mi lenta caridad adonde hacía falta.
Hay dos hambres, el hambre de pan
y el hambre del alma rústica
que ansía la gracia de la luz. Yo he visto ambas,
y elegí para el oído indulgente del mundo
la historia de uno cuyas manos
se han magullado contra las puertas cerradas
de la vida; uno cuyo corazón, más lleno que el mío
de lágrimas tragadas, es el pozo oscuro
del que extraer, gota a gota,
la terrible poesía de su clase.
The Dark Well
They see you as they see you, / A poor farmer with no name, / Ploughing cloudward, sowing the wind / With squalls of gulls at the day’s end. / To me you are Prytherch, the man / Who more than all directed my slow / Charity where there was need. / There are two hungers, hunger for bread / And hunger of the uncouth soul / For the light’s grace. I have seen both, / And chosen for an indulgent world’s / Ear the story of one whose hands / Have bruised themselves on the locked doors / Of life; whose heart, fuller than mine / Of gulped tears, is the dark well / From which to draw, drop after drop, / The terrible poetry of his kind.
Un mirlo cantando
Parece mentira que de ese pájaro,
negro, atrevido, que sugiere lugares
oscuros, venga sin embargo
una música tan rica, como si el mineral
de las notas se volviera un metal precioso
a un toque de ese pico brillante.
Lo has oído muchas veces, solo en tu escritorio
a principios de abril, tu mente distraída
de su trabajo por la dulce turbación
de crepúsculo apacible fuera de tu cuarto.
Un cantor monocorde, pero que carga cada frase
con los matices de la historia, el amor, la dicha
y el dolor aprendidos por su oscura tribu
en otros huertos y transmitidos ahora
instintivamente como son,
pero siempre distintos con lágrimas nuevas.
A Blackbird Singing
It seems wrong that out of this bird, / Black, bold, a suggestion of dark / Places about it, there yet should come / Such rich music, as though the notes’ / Ore were changed to a rare metal / At one touch of that bright bill. // You have heard it often, alone at your desk / In a green April, your mind drawn / Away from its work by sweet disturbance / Of the mild evening outside your room. // A slow singer, but loading each phrase / With history’s overtones, love, joy / And grieve learned by his dark tribe / In other orchards and passed on / Instinctively as they are now, / but fresh always with new tears.
El otro
Hay noches tan silenciosas
que puedo oír a la pequeña lechuza
a lo lejos y a un zorro que aúlla
a millas de aquí. Es entonces cuando
me echo en la cama, despierto,
escuchando el oleaje nacido en algún punto
del Atlántico,
subiendo y bajando, subiendo y bajando,
ola tras ola contra la larga costa
del pueblo que está sin luz
y sin compañía. Y me
viene la idea
de ese otro ser que
también está despierto,
dejando romper nuestras plegarias contra él,
no como esta, unas pocas horas,
sino durante días, años, la eternidad.
The Other
There are nights that are so still/that I can hear the small owl calling/far off and a fox barking/miles away. It is then that I lie/in the lean hours awake listening/to the swell born somewhere in/the Atlantic
rising and falling, rising and falling/wave on wave on the long shore/by the village that is without light/and companionless. And the/thought comes/of that other being who is/awake, too,/letting our prayers break on him,/not like this for a few hours,/but for days, years, for eternity.
R.S. THOMAS
1913, Cardiff / 2000, Criccieth, Gales, Reino Unido
Enlaces:
http://faustomarcelo.blogspot.com/2017/02/poemas-de-r-s-thomas.html
https://www.poetryfoundation.org/poets/r-s-thomas
Imagen: BBC
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